domingo, 14 de junio de 2009

El texto descriptivo.

El texto descriptivo.
1.Tipología y estructuras.

La descripción es el proceso mediante el cual intentamos representar, utilizando mecanismos de expresión lingüística, la imagen de una cosa, una persona, un ambiente, tal y como si el lector lo tuviera delante y lo estuviera percibiendo con sus propios sentidos. La descripción pretende, en suma, provocar en la imaginación del lector una impresión similar a la impresión sensible, y se diferencia de la narración, en la cual se intercala en muchos momentos, en que ésta relata sucesos que se desarrollan en el tiempo, mientras que en la descripción, lo descrito se paraliza, considerándose fuera del flujo temporal.
Toda buena descripción participa de características como la fidelidad, la concisión y el detallismo, ya que va encaminada a producir impresiones y sentimientos (ya sean de afecto, repulsa, admiración, etc.) en quienes lean lo descrito. Por eso intenta crear la ilusión de cosa vivida, ya que se describe a través de las propias emociones.
Otra cualidad imprescindible de los textos descriptivos es la claridad, que sólo puede alcanzarse mediante la sencillez y la precisión, es decir, empleando las palabras apropiadas.
Esta pintura hecha con palabras, como se ha definido en muchas ocasiones, puede pretender lograr la máxima objetividad posible, aunque ese deseo de provocar emociones que siempre acompaña a los textos descriptivos, hace que lo más frecuente sea que lo descrito se tiña de la subjetividad del autor. Así, las descripciones objetivas buscan un lenguaje técnico, carente de todo sentimiento personal, para lo que se utilizan adjetivos especificativos casi siempre, necesarios para que el lector pueda reproducir en su mente lo que se quiere representar. Es, pues, una adjetivación carente de ornamento (que no suscita emoción alguna) la que es utilizada en estas descripciones científicas, técnicas o instructivas, como han sido llamadas, puesto que su fin es dar a conocer un objeto, sus partes, su funcionamiento y su finalidad.
Los elementos fundamentales de esta descripción son, pues, los siguientes:
a) La precisión y la objetividad en la observación.
b) La claridad en la exposición, mediante la exactitud de las palabras que se emplean.
c) La lógica presentación de los elementos, a través de una estricta y rigurosa ordenación de los mismos.
d) El lenguaje usado es de valor denotativo, ausente de connotaciones (valor figurado, metáforas, etc.);
e) Uso abundante de vocablos técnicos, apropiados a la materia en cuestión.
Las descripciones subjetivas, por el contrario, se acercan a lo descrito desde una perspectiva literaria, donde suelen bullir los epítetos, con los que el autor manifiesta los sentimientos (de repulsión, dolor, alegría, admiración, etc.), que desea comunicar al lector. No se conforma con transmitirle información sobre lo que ve, sino que pretende contagiarle su propia emoción. A su vez abunda en toda descripción subjetiva el empleo de metáforas, de comparaciones, el uso de vocablos de enérgica significación y la construcción de oraciones de entramado geométrico, que contribuyen a realzar el colorismo de la expresión.
Esta descripción atiende, pues, más al propósito estético, psicológico o moral, que al mimético o científico.
Dentro de las descripciones subjetivas o literarias, el retrato, incluidas sus modalidades de retrato caricaturesco (que exagera los rasgos más significativos y asombrosos de la persona retratada, a veces con crueldad) y autorretrato (retrato que hace de sí mismo un escritor), ha gozado siempre de gran estima por parte de los escritores de todas las épocas. Así, el retrato es una de las manifestaciones más frecuentes de la descripción, tanto en su vertiente física como en su vertiente espiritual, ambas entremezcladas con frecuencia, salvo en las etopeyas, las cuales se centran en los caracteres morales del individuo. En el retrato también se describen con exactitud y vivacidad los detalles, sobre todo aquellos que reflejan lo que el escritor considera la esencia del individuo (no olvidemos que la simple acumulación de detalles puede hacer enojoso y prolijo el retrato). En el retrato físico se destacan, como es natural, los rasgos corporales y el atuendo, sin descuidar los rasgos morales, que incluso pueden verse reflejados en el aspecto externo de la persona retratada.
Durante la Edad Media se estableció por parte de los tratadistas un canon para realizar el retrato corporal, aunque este orden fijo podía ser alterado en algún punto, e incluso podía carecer de ciertos rasgos. El escritor medieval retrataba, pues, ajustándose a un modelo dentro del cual podía moverse con variable libertad. El orden más o menos constante era el siguiente (aunque podía limitarse al rostro) : (1) cabellos, (2) frente, (3) cejas y ojos, (4) mejillas, (5) nariz, (6) boca, (7) dientes, (8) barbilla, (9) cuello, (10) nuca, (11) espaldas, (12) brazos, (13) manos, (14) pecho, (15) talle, (16) vientre, (17) piernas, (18) pies.
El canon citado permaneció vigente durante siglos, aunque los escritores han tendido a soslayar con posterioridad su sistema mecánico, introduciendo en él significativas variaciones, mezclando rasgos corporales con indumentarios, deteniéndose en detalles nuevos, introduciendo pinceladas de carácter, etc. Sin embargo, lograr este tipo de retrato no es fácil, pues obliga a combinar unitariamente rasgos físicos y espirituales de muy diverso origen, que no están ordenados con la rigidez que imponía el retrato medieval.
Por otra parte, si atendemos exclusivamente al objeto descrito y al sujeto que realiza la descripción, podemos distinguir tres clases de textos descriptivos:
a) Textos descriptivos pictóricos: el objeto y el sujeto permanecen inmóviles.
Es la situación análoga a la del pintor ante un paisaje cualquiera (campestre o urbano), donde lo verdaderamente importante es detenerse en la descripción del color y la luz y la distribución proporcionada de las masas.
b) Textos descriptivos topográficos: contraposición entre el objeto inmóvil y el sujeto en movimiento. Es el caso del que observa el objeto desde un tren, un coche o un avión. Aquí el elemento fundamental que se pondera es el relieve; no describimos todo lo que nuestros sentidos captan, sino aquellos detalles característicos que lo definen.
c) Textos descriptivos cinematográficos: el objeto móvil se opone al sujeto estático. Es el caso que se presenta, por ejemplo, cuando se realiza una descripción de una batalla: ésta es la más compleja de las descripciones, porque requiere luz, color, movimiento, relieve y sonido. El lector, gracias al trabajo del escritor, asiste al espectáculo como si lo viera y oyese con sus propios ojos y oídos.
En cuanto a la estructura o a la ordenación del escritor de los materiales de que dispone, se han establecido varias clases:
a) Estructura lineal, en la que los elementos descritos se disponen sucesivamente, como ocurría con el canon medieval del retrato.
b) Estructura recurrente, donde a lo largo de toda la descripción aparecen los mismos elementos sujetos a escasas variaciones, como un modo de marcar la importancia que lo observado ha producido en el escritor, y trasladar esa tensión emotiva al lector.
c) Estructura circular: es la que se da cuando un texto descriptivo comienza y se cierra con los mismos elementos, los cuales quedan de esta forma destacados del resto.
d) Estructura temporal: ordenación de lo descrito desde lo más alejado a lo más presente, y viceversa, acogiéndose a la alineación temporal de los elementos.
e) De lo general a lo particular (y viceversa): en esta ordenación el autor otorga cierta jerarquía a los datos que presenta, como un modo de subjetivarlos ante la mirada del lector.

2. El proceso descriptivo.

La acción de describir es una operación compleja que comprende tres fases interdependientes:
-Observación de la realidad.
-Selección y ordenación de los detalles observados.
-Presentación de los mismos (la descripción propiamente dicha).
1) Observación de la realidad: toda descripción comienza con la observación atenta de las cualidades y circunstancias de aquello de lo que se va a hablar.
La acción de observar incluye el ejercicio pleno de los cinco sentidos corporales, pues de lo que se trata es de percibir con exactitud el mundo exterior a través de nuestros sentidos. Debe preceder a esta fase un acto reflexivo de interrogación y conocimiento, pues no es suficiente la observación sensorial del objeto: es necesario interrogarlo, analizarlo y valorarlo dentro del contexto en que ha sido observado. Así, es frecuente explicar las partes que lo componen, la función que desempeñan, y su relación de espacio y situación con los demás objetos circundantes. La observación es, pues, la condición previa e indispensable de la descripción.
2) Selección y ordenación de los detalles: durante el tiempo empleado en la observación se acumulan una serie de datos que, no obstante, no serán trasladados a la descripción como si de un inventario se tratara: las descripciones suelen ahondar en los elementos característicos del modelo, para lo cual se impone el punto de vista del escritor.
Esta selección suele ir acompañada de una ordenación de los datos, pues si no se determina la estructura del texto descriptivo, éste resulta confuso e incoherente.
El orden puede establecerse de las formas siguientes:
a) De lo general a lo particular, y a la inversa.
b) De la forma al contenido, y a la inversa.
c) De lo próximo a lo más alejado en el tiempo y en el espacio, y a la inversa.
3) Presentación de los datos: es la descripción propiamente dicha, el proceso final de encontrar la expresión lingüística exacta, la que con más precisión se acerque a la descripción de lo observado. Puesto que los objetos poseen masa, color, forma, etc., y se hallan en un lugar determinado, es necesaria la expresión adecuada, la que mejor resalte las propiedades de los mismos.

3. Características lingüísticas de los textos descriptivos.

En toda descripción hay que tener muy presentes siempre las formas verbales, la adjetivación, las estructuras sintácticas y los procedimientos (o recursos) literarios, porque son elementos que aparecen o no, o se usan de una manera u otra, según el tipo de descripción.
Es característico el uso de formas verbales imperfectivas, que inmovilizan la acción, frente al de las formas perfectivas típico de los pasajes narrativos. Los más habituales son el presente intemporal, sobre todo en las descripciones técnicas, y el pretérito imperfecto de indicativo, que es la forma verbal característica de las descripciones insertadas en relatos. Es frecuente también la combinación de ambos. En cuanto al tipo de verbos, predominan en la descripción estática los atributivos y aquellos predicativos que significan estado. En cambio, las descripciones dinámicas, al expresar el movimiento y la transformación del objeto descrito, admiten mejor los verbos que significan acción o proceso.
Son los sustantivos y, sobre todo, los adjetivos las palabras que aportan la información auténticamente descriptiva. De la misma forma que, como vimos, apenas se puede concebir una narración sin verbos, en la descripción adquieren especial importancia los sustantivos (que dan nombre a los objetos de la realidad y clasifican estados y seres) y los adjetivos (que expresan cualidades y rasgos del objeto descrito y proporcionan la visión denotativa o connotativa que el autor quiere transmitir). Además, ponen de relieve los componentes sensoriales de la descripción. Por ello, el estudio de la adjetivación es imprescindible en el comentario de un texto descriptivo.
En cuanto a las estructuras sintácticas, predominan la yuxtaposición y la coordinación. La yuxtaposición permite describir el objeto como un todo, logrando una cierta simultaneidad de las impresiones. Por el contrario, la coordinación implica un cierto dinamismo en la medida en que supone una sucesión de los distintos componentes.
Los procedimientos o recursos estilísticos son muy importantes en la descripción subjetiva y literaria. Dependen, sobre todo, de los mecanismos que utilice el autor para crear la imagen del objeto descrito, según el tipo de descripción que se trate. Por ejemplo, en las descripciones de carácter analítico, en las que se pretende describir el objeto que sirve como tema haciendo referencia a las distintas partes que lo componen, suele emplearse la enumeración de elementos y de rasgos característicos de cada uno de ellos (rasgos que se suelen precisar mediante series de adjetivos coordinados).
En ocasiones, la creación de la imagen se basa en la analogía: el autor caracteriza el objeto relacionándolo con otras realidades con las que guarda alguna semejanza. Los procedimientos literarios utilizados son entonces las metáforas y las comparaciones.
Una función similar tiene el uso de la personificación en la descripción de animales o cosas y de la animalización o cosificación en la descripción de personas. Estos dos últimos recursos son muy habituales en la descripción caricaturesca.

El texto narrativo

EL TEXTO NARRATIVO: TIPOS, TÉCNICAS y CARACTERÍSTICAS LINGÜÍSTICAS. 1. El texto narrativo. La narración es el relato de unos hechos -que pueden ser verídicos o imaginarios (ocurridos en un tiempo y en un lugar determinados). El principio de la acción es el que rige a los textos narrativos: contamos los hechos ocurridos a lo largo de un tiempo y espacio, de manera que al encadenarse unos con otros logran una nueva significación. La Narratología es la ciencia que se encarga del estudio de todo lo relacionado con los textos narrativos o relatos, y cuyas investigaciones están íntimamente ligadas a la literatura y el folklore, siendo muy abundantes y complejas las propuestas de los diferentes autores. Según el autor ruso Propp, hay treinta y una funciones que aparecen, casi siempre, en todos los cuentos, y que se relacionan entre sí mediante un vínculo de necesidad lógica y estética, cuyo significado varía en el decurso del relato. Estas funciones se integran lógicamente en siete esferas de la acción o actantes: agresor, donante, auxiliar, princesa, mandatario, héroe y falso héroe, que aparecen en algunas de las secuencias de motivos narrativos que distingue, y que son las siguientes: - En una situación de equilibrio, de pronto ocurre algo que altera esa situación. - El héroe aparece con la intención de recomponer el equilibrio perdido. - El héroe se enfrenta con una serie de dificultades. - El héroe cumple su misión. - La situación inicial es restablecida y el héroe es recompensado. El interés de los estudios de Propp radica en que tanto su metodología, claramente estructural, como sus conceptos fundamentales, sirvieron de inspiración a las propuestas de algunos de los más importantes narratólogos, entre ellos Bremond y Todorov. Según Bremond, cada relato está dividido en secuencias, elementos superiores a las funciones que distinguía Propp. Cada una de ellas cumple dentro del texto narrativo tres oficios bien diferenciados: - La primera secuencia abre la posibilidad de una acción. - La segunda representa su actualización o no. - La tercera, cuya presencia depende del signo positivo o negativo de la anterior secuencia, refleja el resultado o sanción del proceso.
2. Recursos narrativos. Antes de adentrarnos en la exposición de los diferentes recursos narrativos, debemos establecer una distinción entre dos conceptos fundamentales que tienden a confundirse: fábula o historia e intriga, trama o narración. Como se ha visto, los hechos constituyen el material básico del relato y, por consiguiente, su descripción puede muy bien funcionar como punto de partida en el análisis del texto narrativo. La historia representa el momento en que el material no ha recibido todavía una configuración dentro del texto narrativo. En ella los motivos (las unidades narrativas mínimas) se organizan de acuerdo con un patrón lógico y cronológico. La trama, por el contrario, alude a la etapa en la que el material se encuentra textualmente configurado, esto es, provisto de una forma. Pero historia y trama se oponen en un sentido más: en el proceso de producción textual la historia se encuentra en el punto de partida, mientras que en el proceso de recepción la historia se alcanza únicamente al final del trayecto de lectura. Sólo una vez finalizado el proceso, el receptor puede reordenar los acontecimientos y dar con el material. En resumen, la fábula son aquellos elementos constitutivos del relato, los materiales sobre los que éste se fundamenta, mientras que la intriga es la forma de narrar dichos sucesos (no necesariamente mediante una ordenación lógica ni cronológica). Otras nociones que convendría distinguir son las de autor y narrador. El autor real sería la persona física, el autor empírico que es ajeno al desarrollo del texto, que se convierte en escritor o autor literario cuando pone al servicio de su obra el bagaje cultural que posee. El narrador, sin embargo, es un ser ficcionalizado, inmanente al propio texto, el que lo manipula. Las categorías de autor implícito, narrador y autor real han encontrado su correlato en el marco del enfoque comunicativo, en especial por parte de la Estética de la Recepción, surgiendo los conceptos de lector implícito, narratario y lector real. El primero se corresponde estrechamente con el autor implícito y alude al hecho de que todo mensaje permite reconstruir la imagen del lector en términos de sistema de valores (culto o poco instruido, de un determinado estatus social o económico, defensor de ciertas ideas, etc.) al que se dirige. Cada mensaje, por tanto, selecciona un tipo de lector específico. Al igual que el autor implícito, el lector implícito puede estar o no representado en el texto y es reconstruible únicamente a través del proceso de lectura. Sin embargo, se encuentra permanentemente presente en la mente del autor real hasta el punto de convertirse en uno de los factores que dirigen su actividad. El narratario, por su parte, se corresponde con el narrador: puede disponer o no de signos formales, aunque siempre es una realidad cuya presencia se hace notar. Se trata de uno de los procedimientos por medio de los cuales el autor implícito orienta al lector real sobre cuál es la actitud más adecuada ante el texto en cuestión. En este sentido hay que interpretar los "vuestra merced" de El Lazarillo, el "lector carísimo" o "desocupado lector" de El Quijote y el "señor" de La familia de Pascual Duarte, por poner algunos ejemplos. El narratario se sitúa en el mismo nivel diegético que el narrador y puede haber más de uno en el texto: un personaje, alguien ajeno a la historia e incluso el propio narrador (como ocurre en el caso del diario). Entre las funciones del narratario cabe destacar la de ser el intermediario entre el narrador y el lector, además de hacer progresar la intriga, poner en relación ciertos temas, determinar el marco narrativo, actuar de portavoz moral de la obra, etc. El lector real, por su parte, es una persona de carne y hueso al igual que el autor real y, como él, una realidad extratextual. El narrador constituye sin duda el elemento central del relato. Todos los demás componentes experimentan de un modo u otro los efectos de la manipulación a que es sometido por él el material de la historia. Se trata de una realidad reconocida de forma explícita por la inmensa mayoría de las corrientes teóricas interesadas en el relato, aunque no todas coincidan en el papel y capacidad asignables al narrador. El narrador puede emplear técnicas diversas para contar lo sucedido; es lo que se llama el punto de vista narrativo y que no es otro que la inteligencia central, la persona que ve, recoge la acción y después la comunica al lector. La clasificación de los diferentes tipos de narrador: objetivo o subjetivo, testigo directo o indirecto de los hechos, protagonista o no; se fundamenta en su capacidad informativa y en el modo de introducir nuevos datos dentro del relato. Así, para los narratólogos franceses, el narrador se define preferentemente por su grado de conocimiento de la realidad representada. Para unos esta capacidad depende directamente del punto de observación elegido para transmitir la información (Pouillon, Todorov), mientras que para otros, este hecho está asociado estrechamente a la presencia o ausencia de un filtro. En este caso caben dos opciones: en la primera, el volumen de información transmisible se ve condicionado por las posibilidades del foco; la segunda, en cambio, se decanta por una información sin límites (omnisciencia). En suma, para las corrientes estructuralistas, el narrador se comporta como un "sabedor", pero se insiste al mismo tiempo en su papel de realidad configuradora de la estructura narrativa. Diversas modalidades de puntos de vista narrativos: Narración en primera persona: es cuando se narra una acción utilizando el punto de vista de la primera persona gramatical, "yo". Aquí, el autor, el narrador y el protagonista están plenamente identificados. Puede ocurrir que un personaje sea el que cuente la historia, como si le hubiese sucedido a él mismo (las narraciones autobiográficas, como El Lazarillo de Tormes) o como testigo. En este caso, el narrador sólo conoce una parte de la historia, es decir, no es omnisciente. Las crónicas o memorias (Verdadera historia de la conquista de la Nueva España, de Bernal Díaz del Castillo), y las confesiones (Libro de mi vida, de Santa Teresa), son otros ejemplos de esta forma de narrar, que encuentra uno de sus mayores pilares en el interés que suscita el relato, pues da la apariencia de algo vivido y experimentado personalmente. Narración en tercera persona: es la forma más común, la que emplea la tercera persona gramatical, "él", "ella", "Vd.". Asume distintas formas: 1. Punto de vista del autor omnisciente: cuando el narrador demuestra un conocimiento total y absoluto de todo lo narrado, es decir, conoce los sucesos exteriores y también los sentimientos más íntimos de todos los personajes. Es como un dios que todo lo ve y todo lo sabe. 2. Punto de vista de la tercera persona limitada: el narrador es aún el que ve y cuenta la acción, pero no con un conocimiento absoluto como el del narrador omnisciente, sino que asume sólo la función de un observador de los hechos y, como tal, está limitado por los naturales medios de información. En este punto de vista hay cosas que el narrador ignora, por no tener conocimiento personal de lo sucedido ni haber obtenido información sobre ellas. 3. Punto de vista del narrador-testigo: quien narra no es el narrador directamente, sino que lo hace a través de un personaje que cuenta, en tercera persona, todo lo que ve y observa. En la narrativa contemporánea se observan otras modalidades: - La narración en segunda persona, donde el narrador es también narratario, es decir, se cuenta a sí mismo los sucesos (como en Señas de identidad, de J. Goytisolo). - El narrador expone el punto de vista de cada personaje: es el llamado enfoque narrativo múltiple, donde se presenta la misma acción desde diferentes perspectivas. - El narrador relata objetivamente igual que lo haría una cámara fotográfica, de cine o televisión. Estas modalidades exigen un lector activo que interprete y saque sus propias conclusiones.
3. Elementos de la narración.
Son, fundamentalmente, cuatro: acción (lo que sucede), tiempo (cuando sucede), caracteres (personajes que la realizan) y ambiente (medio en que se produce dicha narración):
I La acción. El movimiento es una de las leyes fundamentales de toda narración, ya que de forma progresiva concatenamos unas escenas con otras hasta llegar al desenlace. Pero esto ha de lograrse con habilidad, de un modo tal que excite y mantenga el interés y la curiosidad del lector, porque es en este aspecto de carácter psicológico donde descansa el verdadero arte de narrar. En este sentido, el orden resulta imprescindible, ya que la confusión desorienta al lector. Así, la estructura más simple del texto narrativo será aquella que exponga los sucesos según su desarrollo cronológico, presentando los diferentes personajes conforme vayan apareciendo en la historia. Así, la estructura de la narración suele dividirse en tres partes: exposición (presentación de hechos, personajes y ambientes); nudo (desarrollo de los hechos en serie) y desenlace (solución de la situación planteada). Podemos ordenar, de este modo, los sucesos de acuerdo con un criterio cronológico y causal (causas > sucesos > efectos) o podemos romper esta secuencia, empezando por el medio o el final, o en forma zigzagueante. A la primera forma de narrar se le llama composición lógica; a la segunda, libre o artística. Al elemento central de interés que mueve la acción se le llama conflicto de fuerzas, y es el móvil principal que incita a la acción. El conflicto puede ser externo (entre dos o más personas; de un personaje con su ambiente...) o interno (estados de consciencia o vida interior).
II. El tiempo. En toda narración existen dos clases de tiempos: aquel en el que se desarrolla la historia o la fábula, y aquel otro en el que se desarrolla la intriga o relato. Dependiendo de estos tiempos, el relato puede incluir ciertas variaciones en su ordenación: a) Orden lineal de los acontecimientos: información sobre hechos pasados (también llamado "analepsis"). b) Prolepsis o anticipación del futuro. c) Anacronía: desajuste entre el orden de los sucesos y de lo narrado; y también en su duración. d) Elipsis narrativa: consistente en omitir en el discurso sectores más o menos amplios del tiempo de la historia, lo que implica una configuración del lector implícito tendente a suplir esa información no dada sobre personajes y acontecimientos. e) Sumario retrospectivo: resumen de acontecimientos pasados. f) Sumario progresivo: anticipación de acontecimientos futuros. g) Escena: coincide el tiempo de los sucesos con el tiempo de la narración. h) Extensión: cuando el tiempo del relato es mayor que el de los acontecimientos porque, por ejemplo, el autor se detiene en descripciones o análisis de lo sucedido.
III. Los caracteres. En toda narración se cuentan hechos en los que intervienen personas, aunque también puede darse el caso de que aparezcan animales o cosas personificadas con cualidades humanas (por ejemplo, en las fábulas). En el proceso de creación de los personajes, el autor ejerce una labor meticulosa de observación, introduciéndose dentro de su personaje y presentándolo como un ser vivo, capaz de motivar y ser motivado, de sufrir y hacer sufrir, con todas las contradicciones, vicios y virtudes propias de un hombre de carne y hueso. En la mayor parte de las ocasiones, los rasgos físicos y psicológicos del personaje se reducen a los más significativos y definitorios de su carácter y condición, pues su personalidad se irá revelando conforme avance el relato. En los planteamientos teóricos del siglo XX las posturas sobre el personaje se diversifican fuertemente. No faltaban quienes lo seguían contemplando como un trasunto de las preocupaciones del hombre de la calle y, en definitiva, de la condición humana. Otros tienden a ver en él (y en este punto es necesario valorar en toda su importancia el cambio de enfoque operado por el Romanticismo) la expresión de conflictos internos característicos del ser humano de una época o el reflejo de la visión del mundo del autor o un grupo social (se trataba de las orientaciones psicológicas e ideológico-axiológicas sobre el personaje). Finalmente, para otros, el personaje no es más que (siguiendo a Aristóteles) un elemento funcional de la estructura narrativa o, de acuerdo con el enfoque semiótico, un signo en el marco de un sistema. Tampoco falta quien alude a la muerte del personaje narrativo.
IV. El ambiente. En el desarrollo del carácter humano influyen múltiples factores de orden fisiológico, sociológico o hereditario. Pero, además, el hombre está condicionado por las circunstancias que lo rodean, por el ambiente histórico y social en el que vive: el medio contribuye a modelar su moral y su psicología. Es ésta la razón de la importancia del ambiente dentro de la narración, y es que la creación de un buen marco espacio-temporal le da a lo narrado un fondo de autenticidad, una tercera dimensión, que de otra forma no lograría. Como es lógico, los tres elementos citados, acción, caracterización y ambiente, no tienen que estar necesariamente equilibrados en una narración. Habrá siempre un elemento que predomine sobre el otro, según la narración y el punto de vista del narrador.
4. Características lingüísticas de los textos narrativos.
La narración es una variedad de discurso necesariamente caracterizada por su dinamismo. De hecho, buena parte de los rasgos lingüísticos que definen los textos de este tipo están relacionados con este carácter dinámico: las acciones es suceden unas a otras, a veces con gran rapidez, el transcurso del tiempo, dilatándose unas veces, acelerándose y saltando otras, resulta ser fundamental, como también la variedad de lugares donde suceden las acciones; es lógico que los recursos lingüísticos utilizados por el emisor den cuenta de tal diversidad. La importancia de la acción narrativa determina que las palabras predominantes en los textos de este tipo sean los verbos. De hecho, apenas es posible concebir una narración sin estructuras verbales y, muy al contrario, se podría narrar prescindiendo casi por completo de otra clase de palabras. Las estructuras oracionales suelen ser predicativas, construidas con verbos de acción y proceso. Las estructuras atributivas, en cambio, son características del discurso descriptivo y, por tanto, aparecen en el relato cuando se detiene la narración propiamente dicha, para describir a los personajes o los lugares. El ritmo(o tempo) que el autor quiere dar a su discurso condiciona también la estructura oracional: el ritmo lento de la acción, en el cual apenas transcurre el tiempo, suele estar asociado a la sintaxis compleja, que alarga los enunciados con múltiples subordinaciones. En cambio, la sucesión de oraciones simples, sencillas y breves, la coordinación y, sobre todo, la yuxtaposición crean un ritmo rápido que acelera la acción narrativa. Como hemos visto más arriba, la persona gramatical en los verbos y en los pronombres adquiere también una gran relevancia por su relación con el punto de vista narrativo. El uso de la primera persona corresponde al narrador. Cuando se trate de un narrador externo, sólo podrá aparecer en los comentarios o juicios que éste haga sobre la acción y los personajes. En cambio, será predominante cuando se trate de un narrador- protagonista, y alternará con la tercera persona en los relatos del narrador- personaje secundario. La tercera persona se refiere a los personajes (excepto el correspondiente al narrador interno) sea cual sea su jerarquía-protagonista, personaje secundario, testigo-. Es la que predomina en el punto de vista externo y en el narrador testigo. La segunda persona corresponde, en principio, al narratario, bien sea éste un personaje ficticio (como el de Vuestra Merced de El Lazarillo) o directamente el lector. Sin embargo, ya hemos hablado antes de la técnica del relato en segunda persona, en la que el narrador se dirige al propio personaje, convirtiéndolo así al mismo tiempo en narratario del discurso. El tiempo de la narración y todas sus variaciones se expresan fundamentalmente, como es lógico, mediante las formas verbales utilizadas. La perspectiva temporal que el narrador adopta respecto de los acontecimientos determina el tiempo de los verbos: A la narración actual, en la que el narrador relata hechos que están sucediendo en el mismo momento en que se narran, le corresponde la forma verbal del presente. Además de usarse en algunos tipos de narración muy concretos, como las retransmisiones en directo de radio y televisión, aparece frecuentemente, dentro de la ficción literaria, en la novela objetivista y en los guiones cinematográficos. El presente se utiliza también en relatos a los que se quiere dar un valor o alcance intemporal. La narración retrospectiva, en la que se relatan los hechos observándolos desde un momento posterior al desarrollo de los mismos, exige el uso de formas verbales del pasado (pretérito perfecto simple y compuesto), que expresan anterioridad al momento del habla, es decir, al tiempo del narrador. La sucesión de estos verbos en pretérito perfectivo expresa por sí misma la propia sucesión de acontecimientos. Otras formas temporales como el pretérito imperfecto, el pluscuamperfecto, los condicionales simple y compuesto y el futuro compuesto permiten ordenar otras acciones en relación con ellas, expresando simultaneidad, anterioridad y posterioridad con respecto a las primeras. También puede utilizarse en la narración retrospectiva el presente histórico, que, como ya sabemos, permite aproximar el punto de vista del narrador- y, por tanto, del lector- al momento del pasado en el que suceden los acontecimientos, de forma que éstos se contemplan como si estuvieran sucediendo en el presente. La narración prospectiva es muy poco frecuente, como dijimos. Aparecen, sin embargo, fragmentos de narración en futuro en las anticipaciones o prolepsis que se inserten en un relato de otro tipo. Junto a las formas verbales, hay que tener en cuenta las diferentes referencias léxicas que haga el narrador al transcurso del tiempo: complementos circunstanciales de tiempo y marcadores discursivos con significado temporal(varios años después, más tarde, al mismo tiempo, meses antes, de repente...) son empleados constantemente para indicar las elipsis, los saltos temporales hacia atrás o hacia delante, la sucesión de acontecimientos o el intervalo entre ellos, su duración, etc., y sirven además como elementos de cohesión textual, puesto que organizan el discurso narrativo y marcan transiciones entre una parte y otra del texto. Lo mismo puede decirse de las referencias léxicas que significan “lugar”: permiten la localización espacial de los hechos narrados y, al mismo tiempo, pueden convertirse en marcas textuales que muestran la estructura de la narración.

Análisis y comentario de un poema


-Estructura externa. Hablaríamos del tipo de estrofa que se trata: número de versos, medida, rima(describir algunos procedimientos empleados por el autor: sinalefa, hiato, diéresis, etc).

Se van comentando las figuras literarias que aparezcan y explicamos lo que intenta el
autor transmitir al lector.

Decir a qué género pertenece y subgénero(elegía, sátira, epopeya, romance y poema épico-lírico, villancico, etc).

-Tema o temas (en una sola frase).

-Estructura interna o estructura del contenido(diferentes partes o hilos argumentales).

-Tipo de lenguaje empleado: culto(italianismos, latinismos, palabras poco usuales, etc), sencillo, complicado (metáforas difíciles, juegos de palabras, etc), arcaico, etc.

-Tratar de identificar el texto y autor. Relacionarlos con la época.

-Conclusión (opinión personal).

Anglicismos en España


Culpamos siempre a los hispanoamericanos de que introducen muchos anglicismo en nuestro idioma por su proximidad a EE.UU. y por la mayor influencia de la cultura estadounidense en todos esos países, así como por los casi cuarenta millones de hispanos que hay en EE.UU. Lo cierto es que España es tan culpable como Hispanoamérica de la introducción de anglicismos que destruyen nuestra lengua. Ésta es la carta que escribió una señora al programa de radio de Luis del Olmo para que la leyeran en directo:
'Desde que las insignias se llaman pins, los maricones gays, las comidas frías lunchs, y los repartos de cine castings, este país no es el mismo: ahora es mucho, muchísimo más moderno.
Antaño los niños leían tebeos en vez de cómics, los estudiantes pegaban pósters creyendo que eran carteles, los empresarios hacían negocios en vez de business, y los obreros, tan ordinarios ellos, sacaban la fiambrera al mediodía en vez del tupper-ware.
Yo, en el colegio, hice aerobic muchas veces, pero, tonta de mí, creía que hacía gimnasia. Nadie es realmente moderno si no dice cada día cien palabras en inglés. Las cosas, en otro idioma, nos suenan mucho mejor. Evidentemente, no es lo mismo decir bacon que panceta, aunque tengan la misma grasa, ni vestíbulo que hall, ni inconveniente que hándicap...
Desde ese punto de vista, los españoles somos modernísimos. Ya no decimos bizcocho, sino plum-cake, ni tenemos sentimientos, sino feelings.
Sacamos tickets, compramos compacts, comemos sándwiches, vamos al pub, practicamos el rappel y el raffting, en lugar de acampar hacemos camping y, cuando vienen los fríos, nos limpiamos los mocos con kleenex.
Esos cambios de lenguaje han influido en nuestras costumbres y han mejorado mucho nuestro aspecto. Las mujeres no usan medias, sino pantys y los hombres no utilizan calzoncillos, sino slips, y después de afeitarse se echan after shave, que deja la cara mucho más fresca que el tónico.
El español moderno ya no corre, porque correr es de cobardes, pero hace footing; no estudia, pero hace masters y nunca consigue aparcar pero siempre encuentra un parking.
El mercado ahora es el marketing; el autoservicio, el self-service; el escalafón, el ranking y el representante, el manager. Los importantes son vips, los auriculares walkman, los puestos de venta stands, los ejecutivos yuppies; las niñeras baby-sitters, y hasta nannies, cuando el hablante moderno es, además, un pijo irredento.
En la oficina, el jefe está siempre en meetings o brain storms, casi siempre con la public-relations, mientras la assistant envía mailings y organiza trainings; luego se irá al gimnasio a hacer gim-jazz, y se encontrará con todas las de la jet, que vienen de hacerse liftings , y con alguna top-model amante del yoghurt light y el body-fitness .
El arcaico aperitivo ha dado paso a los cocktails, donde se hartan a bitter y a roast-beef que, aunque parezca lo mismo, engorda mucho menos que la carne.
Ustedes, sin ir más lejos trabajan en un magazine, no en un programa. En la tele, cuando el presentador dice varias veces la palabra O.K. y baila como un trompo por el escenario la cosa se llama show, bien distinto, como saben ustedes, del anticuado espectáculo; si el show es heavy es que contiene carnaza y si es reality parece el difunto diario El Caso, pero en moderno.
Entre medias, por supuesto, ya no ponen anuncios, sino spots que, aparte de ser mejores, te permiten hacer zapping.
Estas cosas enriquecen mucho.
Para ser ricos del todo, y quitarnos el complejo tercermundista que tuvimos en otros tiempos, sólo nos queda decir con acento americano la única palabra que el español ha exportado al mundo: la palabra 'SIESTA.' Espero que os haya gustado... yo antes de leerlo no sabía si tenía stress o es que “estaba hasta los cojones”.

sábado, 13 de junio de 2009

Argumentación y dialéctica


La exposición sería la forma en la que se intenta dar a conocer una tesis o teorías elaboradas mediante la investigación y la especulación. La tesis es la conclusión, proposición que se mantiene con razonamientos. O simplemente, la opinión de alguien sobre algo. La antítesis sería la oposición o contrariedad de dos juicios o afirmaciones(es decir, la oposición a la tesis). Y la síntesis se basa en la suma y acuerdo entre la tesis y la antítesis.
Especulación. (‘teorizar sin tener una base real’) Su fórmula lingüística es, puede ser, debe de ser, y a menudo es un paso previo al establecimiento de una doctrina(‘conjunto de ideas u opiniones religiosas, filosóficas, políticas, etc.,sustentadas por una persona o grupo’) . Por ejemplo: “En Marte hay vida porque se ha encontrado agua”(de momento no hay pruebas de ningún microorganismo viviente).
Argumentar. ‘Es defender una tesis o idea’.
Los argumentos a favor se llaman pruebas, y los argumentos en contra, objeciones.
Demostración es el proceso de utilización de pruebas.
Refutación sería el empleo de objeciones para rechazar algo, por ejemplo: “El abogado consiguió mediante la refutación ganar el caso”(consiguió objeciones para que a su cliente se le rebajara la condena de diez a dos años).
Algunos tipos de argumentos:
Argumento de autoridad. Se basa en lo dicho o escrito por algún maestro en la materia, por ejemplo:... como bien decía el Che: “Más vale morir de pie, que vivir de rodillas”.
Argumento a fortiori. Busca la fuerza de la razón en lo que uno mismo propone.
Argumento ad populum. Utiliza el sentimentalismo emanado de conceptos como la patria, la familia, la religión, etc. Por ejemplo:“Intenta aprobar el examen, no le hagas eso a tu madre; puesto que ella se ha sacrificado por ti”.
Argumento ad juicium. Se utiliza una apelación al sentido común, por ejemplo:“No te enfades con tu padre: al fin y al cabo un padre siempre quiere a su hijo, y si se mete en tu vida no lo hace conscientemente”.
También hay otros tipos de argumentos basados en la lógica(si p entonces q: “si llueve, las calles se mojan”), en el ejemplo o anécdota, en el conocimiento del mundo(“Yo cuando estaba en Inglaterra intentaba relacionarme lo más posible con los ingleses y hablar con los mismos españoles en inglés: siempre y cuando un inglés estuviera presente; porque estuve allí trabajando para aprender el idioma”. Este argumento lo utilizo yo con los alemanes en el “Aula de español para extranjeros”), en la sabiduría popular(no se han perdido aún los refranes), etc.
Deducción. “Si las líneas Fred Olsen hacen descuento a los residentes en Canarias(general), yo puedo obtener descuento al viajar”(particular). Se va de lo general a lo particular.
Inducción.“Si una chica entró gratis a la Discoteca Pachá(particular), por inducción todas las chicas entran gratis a este tipo de discotecas(general). Por lo tanto, se va de lo particular a lo general.
Analogía. “Si Raquel obtuvo un 4’5 y el profesor de Latín la aprobó, yo por analogía; puesto que también saqué un 4’5, aprobaré”.
Demagogia. Consiste en emplear argumentos que aparentemente tienen mucho peso, pero son incorrectos o no vienen al caso, y están destinados a convencer a la gente poco preparada, de cuya buena fe se abusa, por ejemplo:“Estados Unidos intervino en Kosovo con la justificación a las Naciones Unidas de que Milosevic estaba haciendo una limpieza étnica en la zona”. Turquía, que es aliada americana y le cedió su territorio para iniciar desde allí sus ataques contra los yugoslavos, hace lo mismo contra el pueblo kurdo. También se puede aplicar a la última Guerra de Irak.
Sofismos. Razones o argumentos aparentes con que se quiere defender o persuadir lo que es falso. Algunos tipos de sofismos son:
Equívoco. Se construye bajo una interpretación errónea. “Juanito lleva colgado un símbolo parecido a la estrella de David. Yo interpreté que era judío”. “Elena observó como una persona no se atrevió a probar el alcohol(ni una sola gota en un brindis) y se despidió de ella de una forma no convencional para la edad que tenía. Ella interpretó que era de religión musulmana”.
Círculo vicioso. Se demuestra A por B y B por A, por ejemplo: “Hay huevos porque hay gallinas y hay gallinas porque hay huevos”.
Petición de principios. Se da por acordado lo que se está debatiendo(en un claustro de profesores por ejemplo).
Generalización abusiva. Se extrae una consecuencia general sin que haya datos para ello, por ejemplo: Se habla de que en el caso que una pareja homosexual adopte a un niño, éste va a estar influenciado o condicionado por el entorno en el que convive(habría que esperar unos años para que desde los países europeos, donde se permite esta “situación”, se elaboren estadísticas o estudios que así lo demuestren).
La dialéctica tiene mucho que ver con la argumentación, ya que es el enfrentamiento de posturas opuestas, cada una de las cuales es defendida mediante argumentos.

Pautas para hacer un análisis morfológico.

En cada palabra que vayamos a analizar hay que hablar de la forma, *función (si es necesario) y significación.
Ejemplo de análisis morfológico:
Esa mujer es mi tía.
Mujer: sustantivo simple, femenino (palabras distintas), singular, común, concreto, individual, contable, animado.
El feo
Feo: adjetivo calificativo, simple, masculino, singular, grado positivo, *funciona como un sustantivo (es el núcleo de un sintagma nominal), en cuanto al significado, no pondríamos que es especificativo o explicativo porque aquí funciona como un sustantivo.

Itinerario del viaje a La Palma con mi tutoría de 1º A de Bachillerato (del veintiséis al veintinueve de junio de 2009).
















- Viernes día 26. Salida del aeropuerto de Fuerteventura a las once y cuarto de la mañana (hay que estar una hora antes). Llegada al aeropuerto de La Palma vía Tenerife (saldremos del aeropuerto Tenerife Norte a las 12 PM) a las 13:30 horas. Estaremos en la “Residencia Jarra Canaria” (dirección: Calle Tabaiba 25, 38768 Los Barros, Los Llanos de Aridane, teléfono: 922464006). Página web:http://www.qype.es/place/preview/es-935058-residencia-escolar-jarra-canaria-los-barros ) alrededor de las 14 horas. Almuerzo en la residencia y vuelta por Los Llanos de Aridane para ir conociendo la ciudad. A las 16 horas, subida al mirador de El Time en la guagua cedida por el Cabildo. Caminata desde El Time hasta el Puerto de Tazacorte (una hora y media). Estancia en la playa y visita a la localidad. Subida desde el puerto de Tazacorte hasta Los Llanos de Aridane por “caminos reales” (senderos bien señalizados y que antiguamente eran las vías de comunicación en la isla). Dos horas (yendo muy despacio y disfrutando del paisaje).
- Sábado día 27. Visita a la clausura de la centésima decimosexta edición de la “Feria agrícola, ganadera y artesana de Los Llanos de Aridane”, donde habrá actuaciones musicales, exhibiciones de costumbres típicas palmeras, juegos autóctonos y se ofrecerá comida gratuita de los distintos barrios llanenses. Por la tarde-noche, asistencia a la Romería típica, verbena y demás actos.
- Domingo día 28. A las siete de la mañana (tocaré diana a las 6 ó 6:30), subida al Parque Nacional de la Caldera de Taburiente en algún medio de transporte. Bajada desde “Los Brecitos” a la zona de acampada (tres horas de caminata muy suave bajando). Estancia en el interior del parque, visitando cascadas, nacientes de agua, etc. Se puede descansar, bañarse en las charcas de los riachuelos, etc. Bajada desde la “Zona de acampada” hasta “Dos aguas” (tres horas de caminata). Visita a la “Cascada de colores” y descanso. Bajada desde Dos Aguas hasta el Barranco de las Angustias (cuatro o cinco horas dependiendo del ritmo que llevemos). Todas las caminatas de este día serán bajando veredas (o senderitos) que tienen la dificultad de la estrechez de algunos tramos. Transporte en la guagua del Cabildo de La Palma desde el barranco de Las Angustias hasta Los Llanos de Aridane (no puedo calcular exactamente la hora aproximada de llegada. Ya hablaré con el chófer).
- Lunes día 29. Visita en guagua desde Los Llanos de Aridane hasta el norte de La Palma (visita a “Los Tilos” y si se puede, a “La Laguna de Barlovento”). Breve parada en Santa Cruz de La Palma antes de ir al aeropuerto para tomar el vuelo de regreso a Fuerteventura. Saldremos a las 17 horas desde La Palma a Tenerife y desde allí tomaremos el enlace que nos traerá de vuelta a Fuerteventura. A las 18:50 estaremos de vuelta en “La Maxorata”.
Recomiendo que se lleve lo siguiente: bañadores, ropa y calzado adecuado para caminar, toallas de playa y toallas para ducharse (en la residencia hay toallas y sábanas limpias, pero el tema de las toallas ya sabemos todos que “es algo muy personal”), mochilas y esterillas (por si alguien decide “echarse una siestita” en los diferentes sitios a los que vayamos). Las personas que tengan traje típico, podrían llevarlo para el día de la romería. Aquellos que no lo tengan, pueden llevar para ese día una camisa o camiseta blanca y pantalón o falda de color negro (un pañuelo rojo y un sombrero no irían nada mal). Vamos a viajar con Islas Airways y el pasaje saldrá 75€ por persona. La estancia en la residencia saldrá 21’63 € en total por las tres noches (todo sale 96€ por persona). Creo que son precios razonables (un chollo, diría yo) y son fruto de “mis largas y arduas negociaciones” tanto con La Residencia Jarra Canaria, como con Islas Airways (con Binter salía mucho más caro). Por la comida no hay que preocuparse. El viernes se encontrarán con comida preparada (hecha por mi madre). Hay un comedor con nevera y microondas en el centro, pero no se puede utilizar la cocina. El sábado se comerá en la feria y en la romería. El domingo y el lunes llevaremos bocadillos a las excursiones. Hay un supermercado grande cerca de la residencia, así como areperas, hamburgueserías, pizzerías, etc. Compraremos cosillas para desayunar y cenar. Cuento con el transporte que nos pondrá gratuitamente el Cabildo de La Palma (en caso contrario, ya se improvisaría algo sobre la marcha).