domingo, 21 de marzo de 2010

Contra el "Decretazo de la Consejería de Educación y la de Sanidad".

Los miembros de la comunidad educativa (padres, profesores, personal administrativo…) queremos mostrar nuestra solidaridad con el colectivo de interinos-sustitutos docentes que van a ver mermados sus derechos laborales por la imposición por parte del Gobierno de Canarias del DECRETO POR EL QUE SE ESTABLECE EL PROCEDIMIENTO DE CONSTITUCIÓN DE LISTAS DE EMPLEO PARA EL NOMBRAMIENTO DE FUNCIONARIOS INTERINOS EN LOS SECTORES DE ADMINISTRACIÓN GENERAL Y DOCENTE NO UNIVERSITARIO DE LA ADMINISTRACIÓN PÚBLICA DE LACOMUNIDAD AUTÓNOMA DE CANARIAS, ASÍ COMO DE PERSONAL ESTATUTARIO TEMPORAL EN LOS ÓRGANOS DE PRESTACIÓN DE SERVICIOS SANITARIOS DEL SERVICIO CANARIO DE LA SALUD.
Consideramos que la imposición de este nuevo sistema no solo afectará a los interinos-sustitutos docentes en el recorte de derechos laborales consolidados y reconocidos en la ORDEN 1545 Publicada en el BOC de 23 de Agosto de 2003, en la RESOLUCIÓN 807 publicada en el BOC de 24 de Mayo de 2007, en la RESOLUCIÓN 836 publicada en el BOC de 26 de mayo de 2004, y la RESOLUCIÓN 924 publicada en BOC el 8 de JUNIO de 2007. Afectará también y de manera significativa a la calidad del sistema educativo, pues al no tener en cuenta la experiencia acumulada y provocar la inestabilidad de los trabajadores docentes se generará inestabilidad en los claustros con la consecuente merma de la calidad, pues en muchos centros será imposible planificar la intervención educativa a medio y a largo plazo.
Por todo ello pedimos, la retirada del decreto, el cumplimiento de la legislación vigente (reflejada en el párrafo superior)- tal y como le corresponde a cualquier institución democrática-, y la apertura de una mesa negociadora, a lo largo del curso 2010/2011 que articule un sistema de constitución de listas de empleo para el nombramiento de funcionarios-interinos en que se garanticen tanto la estabilidad laboral del colectivo como la calidad del sistema educativo a la cual contribuyen de manera decisiva los interinos.




Homenaje al docente de la murga "Los que son son".

domingo, 14 de marzo de 2010

Características lingüísticas de la descripción y la narración

Características lingüísticas de los textos descriptivos     
Describir es pintar con palabras...

    En toda descripción hay que tener  muy presentes siempre las formas verbales, la adjetivación, las estructuras sintácticas y los procedimientos (o recursos) literarios, porque son elementos que aparecen o no, o se usan de una manera u otra, según el tipo de descripción.

    Es característico el uso de formas verbales imperfectivas, que inmovilizan la acción, frente al de las formas perfectivas típico de los pasajes narrativos. Los más habituales son el presente intemporal, sobre todo en las descripciones técnicas, y el pretérito imperfecto de indicativo, que es la forma verbal característica de las descripciones insertadas en relatos. Es frecuente también la combinación de ambos. En cuanto al tipo de verbos, predominan en la descripción estática los atributivos y aquellos predicativos que significan estado. En cambio, las descripciones dinámicas, al expresar el movimiento y la transformación del objeto descrito, admiten mejor los verbos que significan acción o proceso. Ejemplo de tiempos verbales:


“A finales de la década de los setenta, Barcelona era un espejismo de avenidas y callejones donde uno podía viajar treinta o cuarenta años hacia el pasado con sólo cruzar el umbral de una portería o un café. El tiempo y la memoria, historia y ficción, se fundían en aquella ciudad hechicera como acuarelas en la lluvia…”, de Marina, Carlos Ruiz Zafón.


    Son los sustantivos y, sobre todo, los adjetivos las palabras que aportan la información auténticamente descriptiva. De la misma forma que, como vimos, apenas se puede concebir una narración sin verbos, en la descripción adquieren especial importancia los sustantivos (que dan nombre a los objetos de la realidad y clasifican estados y seres) y los adjetivos (que expresan cualidades y rasgos del objeto descrito y proporcionan la visión denotativa o connotativa que el autor quiere transmitir). Además, ponen de relieve los componentes sensoriales de la descripción. Por ello, el estudio de la adjetivación es imprescindible en el comentario de un texto descriptivo. Ejemplo de texto repleto de sustantivo y adjetivos:

Entierros, anunciadores de entierros que van tocando por las calles una campanilla, misas de réquiem, dobleo de campanas… hombres envueltos en capas largas…suspiros, sollozos, actitudes de resignación dolorosa… mujeres enlutadas, con un rosario, con un pañuelo que se llevan a los ojos, y entran a visitarnos y nos cuentan gimiendo la muerte de este amigo, del otro pariente… todo esto, y las novenas, y los rosarios, y los cánticos plañideros por las madrugadas, y las procesiones… todo esto es como un ambiente angustioso…”, de La voluntad, Azorín.


    En cuanto a las estructuras sintácticas, predominan la yuxtaposición y la coordinación. La yuxtaposición permite describir el objeto como un todo, logrando una cierta simultaneidad de las impresiones. Por el contrario, la coordinación implica un cierto dinamismo en la medida en que supone una sucesión de los distintos componentes. Ejemplo de coordinación copulativa:

Y hace un hermoso sol y los árboles ya verdean con los retoños primaverales…”, de La voluntad, Azorín.

    Los procedimientos o recursos estilísticos son muy importantes en la descripción subjetiva y literaria. Dependen, sobre todo, de los mecanismos que utilice el autor para crear la imagen del objeto descrito, según el tipo de descripción que se trate. Por ejemplo, en las descripciones de carácter analítico, en las que se pretende describir el objeto que sirve como tema  haciendo referencia a las distintas partes que lo componen, suele emplearse la enumeración de elementos y de rasgos característicos de cada uno de ellos (rasgos que se suelen precisar mediante series de adjetivos coordinados).
    En ocasiones, la creación de la imagen se basa en la analogía: el autor caracteriza el objeto relacionándolo con otras realidades con las que guarda alguna semejanza. Los procedimientos literarios utilizados son entonces las metáforas y las comparaciones.
    Una función similar tiene el uso de la personificación en la descripción de animales o cosas y de la animalización o cosificación en la descripción de personas. Estos dos últimos recursos son muy habituales en la descripción caricaturesca. Ejemplos de personificaciones y símiles (o comparaciones).

”El pueblo estaba a unas dos leguas de Almendralejo, agachado sobre una carretera lisa y larga como un día sin pan, lisa y larga como los días —de una lisura y una largura como usted para su bien, no puede ni figurarse— de un condenado a muerte...” de La familia de Pascual Duarte, Camilo José Cela.


En la reverberación del sol, la llanura parecía una laguna transparente, deshecha en vapores por donde se traslucía un horizonte gris. Y más allá, una línea de montañas. Y todavía más allá, la más remota lejanía…”, de Pedro Páramo, Juan Rulfo.

“ERA UNA DE ESAS soleadas mañanas de la primavera limeña, en que los geranios amanecen más arrebatados, las rosas más fragantes y las buganvillas más crespas, cuando un famoso galeno de la ciudad, el doctor Alberto de Quinteros —frente ancha, nariz aguileña, mirada penetrante, rectitud y bondad en el espíritu— abrió los ojos y se desperezó en su espaciosa residencia de San Isidro. Vio, a través de los visillos, el sol dorando el césped del cuidado jardín que encarcelaban vallas de crotos, la limpieza del cielo, la alegría de las flores, y sintió esa sensación bienhechora que dan ocho horas de sueño reparador y la conciencia tranquila…”, de La tía Julia y el escribidor, Mario Vargas llosa.


Características lingüísticas de los textos narrativos 
Narrar es relatar hechos o acontecimientos...


La narración es una variedad de discurso  necesariamente caracterizada por su dinamismo. De hecho, buena parte de los rasgos lingüísticos que definen los textos de este tipo  están relacionados con este carácter dinámico: las acciones se suceden unas a otras, a veces con gran rapidez, el transcurso del tiempo, dilatándose unas veces, acelerándose y saltando otras, resulta ser fundamental, como también la variedad de lugares donde suceden las acciones; es lógico que los recursos lingüísticos utilizados por el emisor den cuenta de tal diversidad.
    La importancia de la acción narrativa determina que las palabras predominantes en los textos de este tipo sean los verbos. De hecho, apenas es posible concebir una narración sin estructuras verbales y, muy al contrario, se podría narrar prescindiendo casi por completo de otra clase de palabras.
    Las estructuras oracionales suelen ser predicativas, construidas con verbos de acción y proceso. Las estructuras atributivas, en cambio, son características del discurso descriptivo y, por tanto, aparecen en el relato cuando se detiene la narración propiamente dicha, para describir a los personajes o los lugares. El ritmo (o tempo) que el autor quiere dar a su discurso condiciona también la estructura oracional: el ritmo lento de la acción, en el cual apenas transcurre el tiempo, suele estar asociado a la sintaxis compleja, que alarga los enunciados con múltiples subordinaciones. En cambio, la sucesión de oraciones simples, sencillas y breves, la coordinación y, sobre todo, la yuxtaposición crean un ritmo rápido que acelera la acción narrativa. Un ejemplo de verbos y estructuras oracionales predicativas es el siguiente:

“Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía había de recordar aquella tarde remota en que su padre lo llevó a conocer el hielo…”, de Cien años de soledad, Gabriel García Márquez.

    Como hemos visto más arriba, la persona gramatical en los verbos y en los pronombres adquiere también una gran relevancia por su relación con el punto de vista narrativo.

PERSONA NARRATIVA
CORRESPONDE AL
TIPO DE NARRACIÓN EN LA QUE APARECE
1ª persona
NARRADOR
- Comentarios y juicios del narrador externo.
- Narración interna: narrador protagonista.             
3ª persona
PERSONAJE
- Narración externa
2ª persona
NARRATARIO
-Uso ocasional en los relatos de 1ª o 3ª personas: referencias al lector o a un narratario externo.
-Uso predominante: narración en 2ª persona(narratario = protagonista)

    El uso de la primera persona corresponde al narrador. Cuando se trate de un narrador externo, solamente podrá aparecer en los comentarios o juicios que éste haga  sobre la acción y los personajes. En cambio, será predominante cuando se trate de un narrador- protagonista y alternará con la tercera persona en los relatos del narrador- personaje secundario.


“Así que hice el examen, lo aprobé, pasé luego las, pruebas físicas y allí estaba, de cartero suplente. Empezó fácil. Me enviaron a la estafeta de West Avon y fue igual que durante las navidades, a excepción de que no ligué nada. Todos los días esperaba acabar acostándome con alguna tipa, pero nada. Pero el curro era fácil y lo único que hacía era recorrer alguna manzana que otra repartiendo cartas. Ni siquiera llevaba uniforme, sólo una gorra. Iba con mi ropa habitual. Del modo como mi novia Betty y yo bebíamos era difícil que sobrase dinero para vestidos…”, El cartero, Charles Bukowsky.


    La tercera persona se refiere a los personajes (excepto el correspondiente al narrador interno) sea cual sea su jerarquía-protagonista, personaje secundario, testigo, etc. Es la que predomina en el punto de vista externo y en el narrador testigo, por ejemplo:


“El día en que lo iban a matar, Santiago Nasar se levantó a las 5.30 de la mañana para esperar el buque en que llegaba el obispo. Había soñado que atravesaba un bosque de higuerones donde caía una llovizna tierna, y por un instante fue feliz en el sueño, pero al despertar se sintió por completo salpicado de cagada de pájaros. «Siempre soñaba con árboles», me dijo Plácida Linero, su madre, evocando 27 años después los pormenores de aquel lunes ingrato. «La semana anterior había soñado que iba solo en un avión de papel de estaño que volaba sin tropezar por entre los almendros», me dijo. Tenía una reputación muy bien ganada de interprete certera de los sueños ajenos, siempre que se los contaran en ayunas, pero no había advertido ningún augurio aciago en esos dos sueños de su hijo, ni en los otros sueños con árboles que él le había contado en las mañanas que precedieron a su muerte.
Tampoco Santiago Nasar reconoció el presagio. Había dormido poco y mal, sin quitarse la ropa, y despertó con dolor de cabeza y con un sedimento de estribo de cobre en el paladar, y los interpretó como estragos naturales de la parranda de bodas que se…”, de Crónica de una muerte anunciada, Gabriel García Márquez.


    La segunda persona corresponde, en principio, al narratario, bien sea éste un personaje ficticio (como el de Vuestra Merced del Lazarillo de Tormes) o directamente el lector. Sin embargo, ya hemos hablado antes de la técnica del relato en segunda persona, en la que el narrador se dirige al propio personaje, convirtiéndolo así al mismo tiempo en narratario del discurso. Un ejemplo del mismo es el siguiente:

“Pues sepa vuestra merced ante todas cosas que a mí llaman Lázaro de Tormes, hijo de Tomé González y de Antona Pérez, naturales de Tejares, aldea de Salamanca. Mi nacimiento fue dentro del río Tormes, por la cual causa tomé el sobrenombre, y fue desta manera. Mi padre, que Dios perdone, tenia cargo de proveer una molienda de una aceña, que está ribera de aquel río, en la cual fue molinero más de quince años; y estando mi madre una noche en la aceña, preñada de mí, tomóle el parto y parióme allí: de manera que con verdad puedo decir nacido en el río”, Lazarillo de Tormes.


    El tiempo de la narración y todas sus variaciones se expresan fundamentalmente, como es lógico, mediante las formas verbales utilizadas. La perspectiva temporal que el narrador adopta respecto de los acontecimientos determina el tiempo de los verbos:
 
- La narración actual, en la que el narrador relata hechos que están sucediendo en el mismo momento en que se narran, le corresponde la forma verbal del presente. Además de usarse en algunos tipos de narración muy concretos, como las retransmisiones en directo de radio y televisión, aparece frecuentemente, dentro de la ficción literaria, en la novela objetivista y en los guiones cinematográficos. El presente se utiliza también en relatos a los que se quiere dar un valor o alcance intemporal. Un ejemplo de narración actual es:
  
“La voz, que durante breve rato había regalado con encantadora música el oído del hombre extraviado, se iba perdiendo en la inmensidad tenebrosa, y a los gritos de Golfín, el canto extinguiose por completo. Sin duda la misteriosa entidad gnómica, que entretenía su soledad subterránea cantando tristes amores, se había asustado de la brusca interrupción del hombre, huyendo a las más hondas entrañas de la tierra, donde moran, avaras de sus propios fulgores, las piedras preciosas…”, Marianela, Benito Pérez Galdós.

- La narración retrospectiva, en la que se relatan los hechos observándolos desde un momento posterior al desarrollo de los mismos, exige el uso de formas verbales del pasado (pretérito perfecto simple y compuesto), que expresan anterioridad al momento del habla, es decir, al tiempo del narrador. La sucesión de estos verbos en pretérito perfectivo expresa por sí misma la propia sucesión de acontecimientos. Otras formas temporales-como el pretérito imperfecto, el pluscuamperfecto, los condicionales simple y compuesto y el futuro compuesto- permiten ordenar otras acciones en relación con ellas, expresando simultaneidad, anterioridad y posterioridad con respecto a las primeras.
  También puede utilizarse en la narración retrospectiva el presente histórico, que, como ya sabemos, permite aproximar el punto de vista del narrador- y, por tanto, del lector- al momento del pasado en el que suceden los acontecimientos, de forma que éstos se contemplan “como si” estuvieran sucediendo en el presente. Un ejemplo de narración retrospectiva es:


“El día en que lo iban a matar, Santiago Nasar se levantó a las 5.30 de la mañana para esperar el buque en que llegaba el obispo. Había soñado que atravesaba un bosque de higuerones donde caía una llovizna tierna, y por un instante fue feliz en el sueño, pero al despertar se sintió por completo salpicado de cagada de pájaros. «Siempre soñaba con árboles», me dijo Plácida Linero, su madre, evocando 27 años después los pormenores de aquel lunes ingrato. «La semana anterior había soñado que iba solo en un avión de papel de estaño que volaba sin tropezar por entre los almendros», me dijo. Tenía una reputación muy bien ganada de interprete certera de los sueños ajenos, siempre que se los contaran en ayunas, pero no había advertido ningún augurio aciago en esos dos sueños de su hijo, ni en los otros sueños con árboles que él le había contado en las mañanas que precedieron a su muerte.
Tampoco Santiago Nasar reconoció el presagio. Había dormido poco y mal, sin quitarse la ropa, y despertó con dolor de cabeza y con un sedimento de estribo de cobre en el paladar, y los interpretó como estragos naturales de la parranda de bodas que se…”, de Crónica de una muerte anunciada, Gabriel García Márquez.

    La narración prospectiva es muy poco frecuente, como dijimos. Aparecen, sin embargo, fragmentos de narración en futuro en las anticipaciones o prolepsis que se inserten en un relato de otro tipo.
    Junto a las formas verbales, hay que tener en cuenta las diferentes referencias léxicas que haga el narrador al transcurso del tiempo: complementos circunstanciales de tiempo y marcadores discursivos con significado temporal(varios años después, más tarde, al mismo tiempo, meses antes, de repente...) son empleados constantemente para indicar las elipsis, los saltos temporales hacia atrás o hacia delante, la sucesión de acontecimientos o el intervalo entre ellos, su duración, etc., y sirven además como elementos de cohesión textual, puesto que organizan el discurso narrativo y marcan transiciones entre una parte y otra del texto.
    Lo mismo puede decirse de las referencias léxicas que significan “lugar”: permiten la localización espacial de los hechos narrados y, al mismo tiempo, pueden convertirse en marcas textuales que muestran la estructura de la narración.


Don Fermín se sentó en un sofá. Estaba un poco mareado; le dolía la cabeza y sentía en las fauces ardor y una sequedad pegajosa; se ahogaba en aquel recinto cerrado y estrecho; el alcohol le había perturbado. Nunca bebía licores, y aquella tarde, distraído, sin saber lo que estaba haciendo, había apurado la copa de chartreuse o no sabía qué, servida por la Marquesa.
 Fortunato leía las pruebas y seguía sonriendo. No parecía temer ya al Magistral. Horas antes esquivaba quedarse a solas con él de miedo a que le reprendiese por su condescendencia con las señoras protectrices de la Libre Hermandad. De Pas notó el cambio…, de La Regenta, Leopoldo Alas “Clarín”.












  


sábado, 6 de marzo de 2010

Textos periodísticos y sus características lingüísticas.



Textos periodísticos.

El fenómeno periodístico es una forma de comunicación consistente en la transmisión de contenidos informativos a través de unos canales, que son los Medios de Comunicación de Masas, a un receptor constituido por un público amplio, disperso y heterogéneo.
Estos medios son hoy muchos y variados. No obstante, las modalidades fundamentales de esta comunicación, que adaptan sus mensajes a la intención del emisor, siguen siendo tres: la información, la opinión y la propaganda.
La información es la modalidad que da sentido inicial al periodismo, y puede definirse como la difusión objetiva de noticias, es decir, de hechos ocurridos recientemente con interés para el lector.
En esta definición aparecen ya hechos destacables: la objetividad, condición esencial de la información, aunque no siempre se dé, y la actualidad, rasgo inherente al término noticia. Si un hecho no es actual, no es periodístico: los periódicos se renuevan a diario y ofrecen informaciones que dejan anticuadas a las del día anterior.
Añadidos a los anteriores, hay otros rasgos que provocan que un hecho se convierta en noticia, en materia informativa. Entre otros, podemos señalar:
- La prominencia, es decir, la importancia intrínseca de los hechos y de sus protagonistas, por ejemplo: un terremoto o unas elecciones son inevitablemente noticias importantes.
- La proximidad. Nos interesan los hechos que suceden a nuestro alrededor, y así por ejemplo, son más importantes para nosotros los incendios de nuestros propios bosques que los de Australia o California.
- El interés humano, como el que tienen los hechos que afectan a nuestra sensibilidad o, simplemente, a nuestra curiosidad, por ejemplo: tragedias, hambrunas, actos heroicos, etc., por un lado; y la información irrelevante, pero que sacia la curiosidad de determinados estamentos, como por ejemplo: la llamada “prensa del corazón”, por el otro lado.
- La rareza. Interesa lo que se sale de lo habitual, lo que llama la atención por ser distinto de lo que ocurre diariamente.
- La utilidad. Aquello que puede proporcionar algún beneficio a la comunidad, como puede ser por ejemplo la creación de una industria que va a proporcionar puestos de trabajo.
- El entretenimiento y diversión. Basta fijarse en la gran cantidad de espacios dedicados al deporte en cualquier periódico o emisora de radio.
Podríamos seguir añadiendo otros como cultura, economía, etc. que constituyen las secciones especializadas.
La opinión va más allá de la simple información, puesto que consiste en analizar, juzgar y valorar los hechos que la información transmite. Por tanto, se trata de una interpretación de los mismos a la luz de una determinada ideología. De acuerdo con ello, se pueden señalar como rasgos caracterizadores de la opinión periodística los siguientes:
- Subjetividad. El periodista o colaborador interpreta los hechos según sus ideas y su visión del mundo.
- Intención analítica. Se “disecciona” la noticia tratando de hallar sus causas, consecuencias, repercusiones posteriores, etc., siempre de cara al receptor.
- Influencia en la opinión pública. El destinatario llega a menudo a formar su propia opinión partiendo del influjo que en él ejercen determinados periodista o publicaciones.
- Responsabilidad. El firmante de un artículo de opinión es responsable de lo que en él afirma. - Estilo personal. Los escritos de opinión permiten el desarrollo de un estilo propio, que en ocasiones se acerca a lo literario.
Finalmente, son los géneros de opinión los que caracterizan ideológicamente un medio informativo.
La propaganda da un paso más, ya que no se queda en la interpretación de los hechos, sino que intenta convencer al receptor para actúe en un determinado sentido. Sus rasgos esenciales son:
- Actitud proselitista, es decir, intenta ganar adeptos para una causa, sea política, social, religiosa, etc.
Aun siendo por naturaleza subjetiva, emplea argumentos aparentemente objetivos, a diferencia de la exaltación del individuo propia de la publicidad, con la que no hemos de confundir la propaganda.
- No oculta sus fines, y siempre que respete la libertad del destinatario, es perfectamente lícita.
Puede poseer sus propios órganos de expresión: prensa confesional o de partido, boletines y revistas de diversas organizaciones, etc. también puede insertar, pagándolos, sus mensajes en los medios de comunicación habituales.

Los géneros periodísticos.

Son las distintas estructuras textuales que, fijadas por la prensa escrita, se han extendido a otros medios.
Géneros informativos.

Poseen todos ellos una estructura que se fundamenta entres partes: los titulares, encabezamiento o entradilla (también llamado lead) y el cuerpo.
Los titulares cumplen diversas funciones: por un lado, informan del contenido de la noticia, a la vez que la jerarquizan y clasifican; por otro lado, sirven de reclamo, atraen la atención del lector: de ahí la variedad de tipografía y tamaño.
En cuanto a su estructura, constan de tres partes: el antetítulo, el título y el subtítulo.
El principal es el título, que contiene lo esencial de la información, mientras que los otros encierran matizaciones o ampliaciones. El título está siempre presente, en cambio, el antetítulo y el subtítulo aparecen, uno y otro, o ambos, en relación con la importancia y extensión del texto.
El encabezamiento o entradilla (también llamado lead), que contiene los aspectos fundamentales de la información, concentrados en las famosas 6 w (del inglés): who (quien), when (cuándo), where (dónde), how (cómo), why (por qué). A estas preguntas se supone que tiene que responder el periodista en el primer párrafo del texto.
El cuerpo ocupa el resto del escrito y supone un desarrollo y ampliación de lo que se dice en el encabezamiento. El contenido de los sucesivos párrafos se dispone en un orden decreciente en cuanto al interés, de manera que lo más relevante se sitúa al principio, quedando para el final los detalles secundarios. Por todo lo anterior, se dice que la estructura de los textos informativos es la de una pirámide invertida, con la base, el grueso de la información, arriba, y el vértice, lo menos significativo, abajo.
No obstante, existe también la estructura opuesta, es decir, la del relato de interés creciente, aunque es mucho menos habitual.

Los géneros informativos más destacables son:

La noticia, escrito muy breve que contiene esencialmente el encabezamiento o entradilla (lead). Según su contenido y el lugar del periódico donde aparecen se denominan gacetillas, cuñas, breves, etc.
La ampliación de agencia. Sigue siendo totalmente impersonal y consiste en una breve ampliación del encabezamiento. No suele ocupar más de media columna.
El reportaje. Es una ampliación y “humanización de la noticia”. El reportero acude al lugar de los hechos, se convierte en testigo de los mismos, hace fotografías y filmaciones, realiza entrevistas, etc.; con todo lo cual, la noticia “cobra vida”, deja de ser una información fría e impersonal: el “relato” da paso a la “dramatización”. Por su naturaleza, es un medio que se adapta muy bien a los medios audiovisuales.

Géneros de opinión:

El editorial. Es un artículo de fondo no firmado, referente a un destacado tema de actualidad, expuesto con una seriedad que invita a la reflexión.
Características:
- Emisor. El responsable es el periódico, aunque haya una serie de personas que lo redacten. Responde a la ideología del periódico. Carece, por ello, de firma.
- Receptor. No siempre tiene un receptor universal. En ocasiones, los editoriales están escritos pensando en un receptor concreto, como el Gobierno, o determinados sectores de la opinión pública.
- Mensaje. Los acontecimientos de actualidad
- Estructura. Presenta una estructura definida. Presentación del "staff" (grupo editorial al que pertenece con los principales responsables) del periódico y editorial propiamente dicho. En el editorial predomina el discurso expositivo, mezclado con el argumentativo: exposición de hechos y su valoración.
- Intención del discurso. Formar opinión sobre un tema destacado. El tono del discurso es siempre serio, invitando al receptor a la reflexión sobre los hechos.
- Aspectos lingüísticos. De acuerdo con el tono, presenta un estilo culto. A pesar de expresar opiniones, se pretende la objetividad. Este hecho se apoya, en ocasiones, en recursos retóricos de extremada habilidad expresiva. Por ello, no le son ajenos tampoco los recursos literarios.
El artículo de fondo o tribuna. Es una exposición o argumentación que contiene el pensamiento o la opinión de una personalidad reconocida, en relación con un tema concreto.
Características:
- Emisor. Un emisor especializado ajeno al periódico. Su opinión no tiene que coincidir necesariamente con la opinión del grupo editorial. El artículo ha sido y es un valioso vehículo de expresión, muy utilizado por los pensadores, políticos, sociólogos y autores literarios de todos los tiempos: Larra, Clarín, Cela, Umbral...Por tanto, predomina la subjetividad, al contener el pensamiento u opinión particular de una persona.
- Mensaje. La amplitud temática es inmensa. Se puede confundir con un texto humanístico, científico, jurídico, literario, etc.
- Estructura. Totalmente libre, a voluntad del articulista. Sólo en algunos medios ocupa un lugar destacado y preferente, como La Tercera de ABC. En otros casos, aparece siempre en la sección de Opinión. Pueden aparecer todas las variedades discursivas: narración, descripción, exposición, argumentación, etc.
- Intención del discurso. Dar a conocer la opinión del autor sobre un determinado tema. En muchas ocasiones, responde a una finalidad didáctica, hasta el punto de convertirse en verdaderos ensayos. Muchos autores forman un libro de ensayos con la recopilación de artículos publicados en prensa.
- Aspectos lingüísticos. Como se señalaba antes, lo peculiar del artículo es la combinación de un estilo divulgativo (propio de lo periodístico) con las diferentes tipologías textuales, especialmente lo literario.
La columna. Comentario personal sobre un tema de actualidad.
Características:
- Emisor. Un colaborador habitual del periódico. No pertenece a la plantilla del periódico, pero mantiene una estrecha colaboración con el mismo.
- Mensaje. La principal característica de la columna es la combinación de elementos referenciales reales con elementos ficticios. Es el género que combina la realidad periodística con la ficción literaria. Lo literario no aparece como un elemento caracterizador del estilo, sino como un elemento caracterizador del contenido del mensaje.
- Estructura. Absolutamente libre. Sólo cabría hacer su caracterización externa: la brevedad. Si se llama columna es porque ocupa el espacio de una columna.
- Intención del discurso. Antes que dar a conocer la opinión del autor, la finalidad es literaria: el placer estético. Pero se aleja de lo literario en muchas ocasiones por su pragmatismo, de muy diversa índole.
- Aspectos lingüísticos. Son la mejor manifestación del particular estilo de su autor. Están muy presentes todos los recursos que conducen al humor (bien entendido): juegos de palabras, ironía, exageraciones, etc.
La crítica. Analiza acontecimientos culturales de actualidad. A veces es difícil separar la crónica de la crítica, pues tienen amplias zonas en común, tanto en los aspectos temáticos como estructurales y lingüísticos. La intención es idéntica: combina lo informativo, la opinión y el entretenimiento.
- Emisor. Una persona especializada en la materia. Igual que la crónica, admite la subjetividad. El crítico es uno de los profesionales que goza de peor prestigio, pues su labor tiene que mediar tanto de la adulación como de la severidad. Es muy difícil encontrar el término medio.
- Mensaje. Definir el término cultura sería demasiado prolijo y, probablemente, no se acertaría en ello. Hoy se ha ampliado el término hasta límites insospechados. Podría entrar incluso, la crítica de televisión.
- Estructura. Suele tener una estructura definida: una ficha inicial, con todos los datos objetivos (película/director/actores; obra dramática/autor/director; libro/autor/editorial etc.) remarcados especialmente (tipografía, recuadros, u otros recursos) y luego la crítica propiamente dicha.
El comentario. Es un análisis breve de un hecho informativo de cara al lector, tratando de hacerle ver las implicaciones del mismo. Cuando tiene un carácter incisivo y trata de llamar la atención y causar efecto, se denomina suelto. Si aparece junto a un texto informativo, a modo de explicación y análisis, recibe el nombre de despiece.

Géneros híbridos (información + opinión).

La crónica. La crónica es una noticia ampliada, esto es: la información de un suceso, pormenorizado y comentado por el periodista que lo recoge. Comparte características del reportaje, porque exige la presencia del periodista en el lugar de los acontecimientos.
Características:
- Emisor. Un periodista especializado en la materia de la que trate la crónica. Admite, pues, la subjetividad, al incorporar la propia opinión del periodista.
- Mensaje. Acontecimientos de actualidad muy reciente. Los temas son muy variados, desde los toros o el fútbol (las crónicas más habituales hoy) hasta las crónicas de guerra o catástrofes.
- Estructura. Se combinan los elementos informativos con la opinión de una forma muy libre. En el caso de las crónica taurinas o futbolísticas (también deportivas, en general: baloncesto, ciclismo, motorismo, etc.) su estructura es similar a la crítica: una ficha inicial, con todos los datos objetivos (público/toros/toreros/trofeos; campo/jugadores/resultado, etc.) remarcados especialmente (tipografía, recuadros, u otros recursos) y luego la crónica propiamente dicha.
- Intención del discurso. Cumple los tres objetivos señalados
• Informar. No suele ser su misión principal, puesto que todos los datos se pueden conocer con antelación por otros medios
• Formar opinión. Los receptores suelen seguir las diversas opiniones de los cronistas, perfectamente identificados por su firma
• Entretener. La variedad en el estilo es característica fundamental.
- Aspectos lingüísticos. Puede emplear un lenguaje literario, puesto que el autor no tiene impedimento para dotar a la información de una belleza expositiva en su redacción. Los recursos literarios son especialmente ricos en las crónicas taurinas, que generalmente exigen del receptor el conocimiento previo de un léxico, así como expresiones, especializado; de lo contrario son difícilmente comprensibles para el público en general.
La entrevista. Es una conversación llevada a los medios de comunicación. A través de ella se dan a conocer una serie de datos y, a menudo, se realiza un análisis de los mismos. Hay dos tipos fundamentales: la entrevista de declaraciones, basada en la técnica pregunta-respuesta, y la entrevista perfil, mediante la que se traza una semblanza de alguien y permite mayor libertad para introducir comentarios, datos biográficos, etc.
Los géneros de opinión y los híbridos (información + opinión) utilizan las características del lenguaje típico de las disciplinas humanísticas.

Las características más notables de este tipo de texto son: a) el empleo frecuente de vocabulario abstracto; b) la exposición y la argumentación como modos del discurso dominante, sometidos sin embargo, al imperativo de la claridad impuesto por la finalidad de divulgación inherente en estos géneros; y c) la aparición de los artificios literarios como recursos expresivos de la subjetividad del autor.
Se trata de un tipo de texto muy claramente estructurado y cohesionado, con el propósito de que el lector siga sin problemas el hilo de la exposición y capte los argumentos que apoyan las conclusiones del autor.
Se suele recurrir a tecnicismos de la disciplina sobre la que se habla y a un estilo culto, de sintaxis compleja, que permite profundizar en cuestiones difíciles y enrevesadas. Se busca siempre dar impresión de objetividad para conseguir el asentimiento del lector a las tesis planteadas, si bien este tipo de textos siempre tienen un componente de subjetividad, lo que le diferencia este tipo de texto del texto científico, siempre objetivo y sin elementos de opinión.
Rasgos fónicos.
Predomina la entonación enunciativa, aunque no falten ejemplos de la modalidad interrogativa o imperativa como recurso de estilo con finalidad divulgativa, didáctica y persuasiva.
Características morfológicas.
Sintagma nominal.
-Uso de sintagmas nominales con un valor de esencialidad, bien con sustantivos abstractos, bien con la omisión del determinante, por ejemplo:
“Cárcel suena bien a la hora de…”
-Uso de adjetivos calificativos tanto valorativos como descriptivos.
Sintagma verbal.
- Predomina el modo indicativo sobre el subjuntivo, aunque este último puede aparecer dependiendo del grado de subjetividad existente en el texto, dando un valor irreal.
- El tiempo verbal más frecuente es el presente gnómico (acción que se desarrolla fuera del tiempo; se usa en sentencias, refranes, etc.), por su carácter intemporal y porque da a las afirmaciones un carácter de verdad universal.
- Los verbos suelen estar conjugados en tercera persona, siendo frecuente la forma impersonal. Las intervenciones del autor en primera persona del singular suelen ser escasas porque esto resta objetividad a la argumentación. Sin embargo, es frecuente el uso de la primera persona del plural (plural mayestático) con el fin de establecer una identificación escritor-lector, o bien para ocultar la posible presunción que establece el uso de la primera persona del singular.
Características sintácticas.
- Son frecuentes las oraciones complejas con proposiciones en función adjetiva, nominal o adverbial-circunstancial causal.
- Proliferan los grupos oracionales por subordinación comparativa y consecutiva (luego, conque, pues, así es que, etc.).
- En el empleo de los grupos oracionales por coordinación podemos hablar de la coordinación adversativa, utilizada para restringir o refutar diversas afirmaciones. Del mismo modo, el deseo de claridad conduce al empleo de partículas y expresiones con valor explicativo, por ejemplo: es decir, esto es, etc.
Características léxico-semánticas.
Aparte de la abundancia de los sustantivos abstractos (como ya hemos mencionado anteriormente), abundan también los adjetivos y verbos con valor descriptivo. Adjetivos sustantivados precedidos del artículo lo, por ejemplo: lo universal.
Otra de las características es el juego polisémico del léxico. Toda palabra establece en el texto un juego de sentido. El contexto quita la ambigüedad, por ejemplo: “El amor es una locura que sólo la cura el cura, y cuando el cura la cura comete una gran locura”.
Prolifera en estos tipos de textos una terminología aparentemente sinonímica, por ejemplo: lengua-habla, competencia-actuación, etc.
El vocabulario está cargado de elementos valorativos mediante los que se transmite la ideología, por ejemplo: libertad, igualdad, etc.

Objetividad y manipulación informativas.

Se habla de objetividad como condición necesaria de la información, pero con demasiada frecuencia no pasa de la teoría que estudian los aspirantes a periodistas. Habitualmente la información no se falsifica, pero sí se “orienta” en pro de unos intereses ideológicos, políticos, económicos y últimamente hasta deportivos. Para comprobarlo, basta comparar la información de un mismo hecho dada por dos periódicos de tendencias antagónicas, por ejemplo:
Éxito del Gobierno al aprobarse en el Congreso los Presupuestos del próximo año.
El Partido del Gobierno abusó de su mayoría para aprobar unos Presupuestos desequilibrados y discriminatorios.
Son muchos los recursos que permiten la adulteración. Unos, lingüísticos:
- Destacar en los titulares los aspectos que más interesa dar a conocer.
- Introducción subrepticia (‘que se hace o toma ocultamente y a escondidas’) de comentarios personales.
- Dificultar la comprensión del lector común empleando un lenguaje excesivamente técnico.
- Disimular lo esencial de la noticia en medio de un escrito farragoso.
- Llamadas de atención a través de interrogaciones, comillas, el subrayado, etc.
Otros son extralingüísticos:
- Página en que se sitúa.
- Espacio que se le da.
- Tipografía de los titulares.
- Refuerzo fotográfico, etc.