
Laureó la consejera en
funciones a una serie de inspectores de la provincia de Las Palmas y al CEIP
Millares Carló, de Puerto del Rosario: “por su trabajo pionero en innovación educativa, su apuesta por
alternativas metodológicas para la mejora de la calidad y el rendimiento
escolar del alumnado…”
Lo cierto es que cuando disertó sobre “defender la educación pública” no mencionó la señora consejera en
funciones que nuestra tierra se está aproximando a un sistema en el que muchos
de los vástagos de personas con formación académica, que estudiaron en “la pública”, asisten a colegios privados y concertados, dejando a los hijos de las clases menos
pudientes en una educación pública vaciada de contenidos; creándose así una
clase baja e inculta, una situación que constituye una verdadera amenaza para
una sociedad democrática.
Entre los premiados está
el CEIP Millares Carló (“por
su trabajo pionero en innovación educativa y su apuesta por alternativas
metodológicas para la mejora de la calidad y el rendimiento escolar del
alumnado…”) y aquí habría que preguntar a los progenitores o a los tutores legales de
los alumnos de este centro educativo por el grado de satisfacción ante los “nuevos
conocimientos” que han adquiridos sus hijos, pimpollos saturados de pantallas
azules en horas de colegio y de televisiones y de consolas de videojuegos en
sus casas. Los padres serios y responsables han tenido que pagarles a sus hijos
clases particulares en horario vespertino, pues aparte de no adquirir
conocimientos en su horario matutino, se pasaban las tardes jugando con las
azules pantallas ante la ausencia de deberes o tareas para repasar “lo
supuestamente aprendido” en el aula. Comentarios como: “es que mi hijo ha ido para detrás,
porque ya no es que avance o no, sino que ha retrocedido desde que está en ese
colegio. Me he tenido que poner con él a leer todas las tardes...” se pueden escuchar a modo de lamentos en las proximidades de la Estación de Guaguas de Puerto del
Rosario; los padres cómodos, sin embargo, están encantados de que a sus hijos
no les manden labores por las tardes, pues así no los molestan con preguntas
para la realización de las mismas…¡Una molestia menos para progenitores cuyos
hijos les estorban!
Aparte está el hecho del
“abandono escolar”, que ha existido, existe y existirá en Canarias. En este
sentido, “se premian las
estrategias”
para luchar contra esta plaga tan innovadoras como el maquillaje de resultados a
base de vaciar contenidos de las programaciones o trampas como la de las
competencias clave: un alumno que haya aprobado las competencias de la primera
y de la segunda evaluación no puede suspender en junio, pues sería anti-pedagógico;
dicho en otras palabras: si Jaimito aprueba el primer trimestre y el segundo por ser el encargado de darle
al botón del cañón en su grupo de trabajo cooperativo, en el tercer trimestre puede rascarse las narices todavía más y quedarse en su mesa disfrutando de un
juego de móvil…¡qué mola mazo!
A todo esto hay que
aportar la casi eliminación de exámenes, por ser unos instrumentos más de
evaluación de las rúbricas o guías de aprobados generales creadas para maquillar
resultados y así demostrar que el sistema funciona (aunque el número de
aprobados ni justifica la calidad de un sistema educativo ni acaba con el abandono
escolar, evidentemente). El problema de todo esto será cuando Jaimito vaya a
examinarse del carné de conducir y trate de convencer a los de Tráfico de que
él ha ido a las clases de la autoescuela de forma regular y se ha portado bien,
de que ha hecho tests en grupos cooperativos…¡Y qué remate a portería en
plancha cuando exija saber el peso de la nota que debe tener su limpia y completa
libreta o cuando se queje por tener que hacer un injusto examen!
Es así como estamos
formando en Canarias a jóvenes que titulan la ESO y que carecen de la
comprensión lectora necesaria como para firmar un buen contrato de trabajo sin que los engañen,
desempleados de dieciocho años que piden a sus padres que les ayuden a rellenar
solicitudes en las oficinas de empleo, etc. ¡Eso sí, todos saben "hacer un pantallazo" ('sacarle una
foto') a las solicitudes para que en casa se las “escriban”: triste realidad del
semianalfabetismo que abraza a la juventud canaria!
Por otro lado, doña
Soledad defiende a capa y a espada las nuevas tecnologías, dando la espalda a
los datos que vienen desde Estados Unidos sobre el grave problema del teléfono
móvil en las aulas. Como bien informa un reportaje del periódico El País: “en Silicon Valley proliferan los
colegios sin tabletas ni ordenadores y las niñeras con el móvil prohibido por
contrato”. En otras palabras: los que nos suministran tecnología y
entretenimiento son los primeros que prohíben a sus hijos los “smartphones”,
“tablets” y demás pantallas…¡Los temibles filtros azules que tantos problemas
psiquiátricos sigue generando en nuestros jóvenes! Y es que a comienzos de este
curso escolar, fue Francia el país que prohibió terminantemente el uso de los
dispositivos móviles en sus centros educativos, porque aparte de ser aparatos
perturbadores de la concentración de los alumnos en las aulas, impedían la
interrelación entre los miembros de la comunidad educativa.
En Canarias, sin
embargo, de nada ha valido tampoco el informe que hizo para la Consejería de
Educación el psiquiatra Javier Loño, otrora Jefe de Salud Mental Infantil del
Hospital Universitario La Fe de Valencia, quien afirmó en su momento que “estamos ante medios de comunicación, no
medios de educación”; todo lo contrario: la Consejería de Educación trató de
imponer el uso de los “e-games” en las clases de Educación Física, por mucho
que tratara Soledad Monzón de matizar sus palabras y sus meteduras de pata (“vamos a
abrir los centros por la tarde para realizar un proyecto educativo en el que
hay una liga de videojuegos. Pero más que convencer a las familias, son las
familias las que nos han convencido a nosotros de la realidad que existe en sus
casas…”). Eso sí, no mencionó nunca la consejera en funciones el
desvío de 211,000 euros del dinero público para que dos clubes privados
desarrollen esa liga.
Lejos
de todo esto, los inspectores premiados siguen abogando en Canarias por el uso
de los teléfonos móviles en las aulas, por la eliminación de exámenes y por la
erradicación de las tareas por las tardes; cuando según las investigaciones de
PISA y de TIMSS, con los deberes para la casa se obtienen mejores resultados y
con los exámenes se mejora el aprendizaje.
Ante esta situación, cabría preguntarse lo siguiente: ¿estamos preparando a nuestros
jóvenes para el mundo real? ¿Estamos mirando por la salud mental de nuestros
hijos?
La
respuesta a la primera pregunta es no, si observamos como a nuestro alrededor
hay exámenes o pruebas objetivas para todo, especialmente para conseguir un puesto de trabajo
estable. Para la segunda, recurriendo a esa Comunidad de Madrid que tanto
admira doña Soledad Monzón, tenemos como respuesta la existencia del “Servicio
especializado de prevención e intervención de adicciones a las nuevas
tecnologías”, de la Consejería de Políticas Sociales y Familia, con miles y
miles de casos de jóvenes adictos al teléfono móvil y a los videojuegos desde su
apertura el dieciséis de abril de dos mil dieciocho.
Para finalizar, deberían cambiar el nombre de
los premios, pues don José Viera y Clavijo fue una persona culta, defendía el
conocimiento y abogaba por instrumentos intelectuales para ponderar
alternativas; a la vez que se alejaba de esta mística social que quiere “construir” un nuevo hombre, con menos conocimientos
pero con actitudes más igualitarias. En resumidas cuentas, la Consejería de
Educación no tendría que imponer la desmemoria, así como tampoco debería promover
el entretenimiento vacío…
¡Qué diría nuestro ilustrado sacerdote, historiador,
biólogo y escritor al ver en lo que se ha convertido el sistema educativo!