jueves, 8 de febrero de 2024

“El Gran José Luis, ¡vaya!”, Pedro R. Mederos Díaz

 

  Lo primero que me contestó el amigo Henry cuando le envié su foto por whatsapp con la intención de que tratara de adivinar quién era el protagonista de la misma fue: “el Gran José Luis, vaya…” Treinta y pico San Martines largos tuvieron que pasar para que me reencontrara con nuestro profesor de Historia de España: José Luis Martín Pérez.

     Fue a finales de los famosos años ochenta del siglo pasado cuando en el IES Eusebio Barreto me dio clase el “Gran José Luis”, no José Luis. Era duro, muy duro aprobar la materia de Historia de España con él, aunque era de las pocas materias del Bachillerato en las que yo sacaba sobresaliente (ya en la carrera universitaria “me puse las pilas” y saqué buenas notas).

      Todos los docentes tenemos alguna “coletilla” que usamos sin darnos cuenta durante una sesión de clase…La de José Luis era: “…vaya”, “el rey Carlos II, un incapaz para asumir las funciones de gobierno; un inútil y un tolete, vaya”.

     Con esa valentía se nos presentaba José Luis en los juveniles y peligrosos comienzos de una democracia que, sin haber cumplido su mayoría de edad, ya había sufrido lo que en principio fue un Golpe de Estado fallido (el tristemente famoso 23 F, por ser el primero de la historia que es retransmitido en directo por la televisión) y que luego se supo que en realidad se trató de un Golpe de Gobierno de Juan Carlos I a Adolfo Suárez, por aquel entonces presidente del Gobierno de España (que por presiones internacionales no llegó a ningún puerto).

     Siempre sin pelos en la lengua y con elegancia en el correcto uso del lenguaje y en el vestir, todo hay que decirlo (siempre se presentaba con una americana sin corbata y unos pantalones vaqueros, como buen socialista que siempre ha sido), José Luis daba lecciones magistrales luego de dictarnos unos apuntes elaborados por él mismo. Explicaba punto por punto, de forma cronológica y con la mayor imparcialidad posible, datos y fechas, pasando después a jocosos comentarios personales, dejando siempre claro y de forma humilde que ese era su punto de vista.

    José Luis era el auténtico protagonista de la clase, cortando de cuajo cualquier intento de torpedeo de la misma por parte del gallito tonto de turno y recibiendo siempre la bendición de los parroquianos que disfrutábamos de sus clases y de sus filípicas a quien correspondiese en forma de “graciosos golpes”, ¡qué no eran pocos y que te hacían reír, prestarle atención y no perder la concentración!

     Al ritmo de castañas, piñas, costillas saladas y papas, regado todo de buen vino, me lo encontré en la celebración de San Martín del IES Luis Cobiella Cuevas, donde luego de su corta estancia en Los Llanos de Aridane, siguió sentando cátedra en Santa Cruz de La Palma durante muchos años.

     Todo un mito y un personaje en ambos lados de La Palma (también fue diputado), hablamos de política, de historia y de la triste deriva que estaba tomando la Educación, especialmente la Geografía y la Historia, a la que la nueva LOMLOE trata de eliminar cronología y contenido, proponiendo estériles debates sobre acontecimientos sin fechas e investigaciones sin previa base alguna; los dispositivos móviles y la dañina inteligencia artificial; de la idiosincrasia de los canarios y de los nacionalismos…

  ¡Fue en un San Martín del siglo XXI que organizaba el fiestero José Luis, uno de la vieja guardia del IES Luis Cobiella, el “Gran José Luis”, vaya!         


  

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