martes, 9 de julio de 2019

El sistema educativo en Canarias y Viera y Clavijo

    Los “premios Viera y Clavijo” fueron entregados el pasado viernes cinco de julio por la consejera de Educación en funciones, doña Soledad Monzón, acompañada de todo un cónclave de pedagogistas que le han marcado los pasos a seguir en una etapa de recortes en Educación, todo hay que admitirlo. Según la consejera saliente: “las personas que hoy homenajeamos, las trayectorias profesionales que celebramos, son muy diversas: no responden a un único perfil, ni se restringen a una fórmula específica de buen hacer. Todas y cada una de las personas a las que hoy aplaudimos comparten una única característica: su compromiso con la mejora de la educación pública canaria…, para a continuación agradecer a los premiados: por hacer de la calidad educativa una meta personal, cuidando día a día este propósito colectivo de defender la educación pública”.
    Laureó la consejera en funciones a una serie de inspectores de la provincia de Las Palmas y al CEIP Millares Carló, de Puerto del Rosario: por su trabajo pionero en innovación educativa, su apuesta por alternativas metodológicas para la mejora de la calidad y el rendimiento escolar del alumnado…
   Lo cierto es que cuando disertó sobre “defender la educación pública” no mencionó la señora consejera en funciones que nuestra tierra se está aproximando a un sistema en el que muchos de los vástagos de personas con formación académica, que estudiaron en “la pública”, asisten a colegios privados y concertados, dejando a los hijos de las clases menos pudientes en una educación pública vaciada de contenidos; creándose así una clase baja e inculta, una situación que constituye una verdadera amenaza para una sociedad democrática.
 Entre los premiados está el CEIP Millares Carló (“por su trabajo pionero en innovación educativa y su apuesta por alternativas metodológicas para la mejora de la calidad y el rendimiento escolar del alumnado…”) y aquí habría que preguntar a los progenitores o a los tutores legales de los alumnos de este centro educativo por el grado de satisfacción ante los “nuevos conocimientos” que han adquiridos sus hijos, pimpollos saturados de pantallas azules en horas de colegio y de televisiones y de consolas de videojuegos en sus casas. Los padres serios y responsables han tenido que pagarles a sus hijos clases particulares en horario vespertino, pues aparte de no adquirir conocimientos en su horario matutino, se pasaban las tardes jugando con las azules pantallas ante la ausencia de deberes o tareas para repasar “lo supuestamente aprendido” en el aula. Comentarios como: “es que mi hijo ha ido para detrás, porque ya no es que avance o no, sino que ha retrocedido desde que está en ese colegio. Me he tenido que poner con él a leer todas las tardes...” se pueden escuchar a modo de lamentos en las proximidades de la Estación de Guaguas de Puerto del Rosario; los padres cómodos, sin embargo, están encantados de que a sus hijos no les manden labores por las tardes, pues así no los molestan con preguntas para la realización de las mismas…¡Una molestia menos para progenitores cuyos hijos les estorban!
  Aparte está el hecho del “abandono escolar”, que ha existido, existe y existirá en Canarias. En este sentido, “se premian las estrategias para luchar contra esta plaga tan innovadoras como el maquillaje de resultados a base de vaciar contenidos de las programaciones o trampas como la de las competencias clave: un alumno que haya aprobado las competencias de la primera y de la segunda evaluación no puede suspender en junio, pues sería anti-pedagógico; dicho en otras palabras: si Jaimito aprueba el primer trimestre y el segundo  por ser el encargado de darle al botón del cañón en su grupo de trabajo cooperativo, en el tercer trimestre puede rascarse las narices todavía más y quedarse en su mesa disfrutando de un juego de móvil…¡qué mola mazo!
  A todo esto hay que aportar la casi eliminación de exámenes, por ser unos instrumentos más de evaluación de las rúbricas o guías de aprobados generales creadas para maquillar resultados y así demostrar que el sistema funciona (aunque el número de aprobados ni justifica la calidad de un sistema educativo ni acaba con el abandono escolar, evidentemente). El problema de todo esto será cuando Jaimito vaya a examinarse del carné de conducir y trate de convencer a los de Tráfico de que él ha ido a las clases de la autoescuela de forma regular y se ha portado bien, de que ha hecho tests en grupos cooperativos…¡Y qué remate a portería en plancha cuando exija saber el peso de la nota que debe tener su limpia y completa libreta o cuando se queje por tener que hacer un injusto examen!  
  Es así como estamos formando en Canarias a jóvenes que titulan la ESO y que carecen de la comprensión lectora necesaria como para firmar un buen contrato de trabajo sin que los engañen, desempleados de dieciocho años que piden a sus padres que les ayuden a rellenar solicitudes en las oficinas de empleo, etc. ¡Eso sí, todos saben "hacer un pantallazo" ('sacarle una foto') a las solicitudes para que en casa se las “escriban”: triste realidad del semianalfabetismo que abraza a la juventud canaria!
   Por otro lado, doña Soledad defiende a capa y a espada las nuevas tecnologías, dando la espalda a los datos que vienen desde Estados Unidos sobre el grave problema del teléfono móvil en las aulas. Como bien informa un reportaje del periódico El País: “en Silicon Valley proliferan los colegios sin tabletas ni ordenadores y las niñeras con el móvil prohibido por contrato”. En otras palabras: los que nos suministran tecnología y entretenimiento son los primeros que prohíben a sus hijos los “smartphones”, “tablets” y demás pantallas…¡Los temibles filtros azules que tantos problemas psiquiátricos sigue generando en nuestros jóvenes! Y es que a comienzos de este curso escolar, fue Francia el país que prohibió terminantemente el uso de los dispositivos móviles en sus centros educativos, porque aparte de ser aparatos perturbadores de la concentración de los alumnos en las aulas, impedían la interrelación entre los miembros de la comunidad educativa.
   En Canarias, sin embargo, de nada ha valido tampoco el informe que hizo para la Consejería de Educación el psiquiatra Javier Loño, otrora Jefe de Salud Mental Infantil del Hospital Universitario La Fe de Valencia, quien afirmó en su momento que “estamos ante medios de comunicación, no medios de educación”; todo lo contrario: la Consejería de Educación trató de imponer el uso de los “e-games” en las clases de Educación Física, por mucho que tratara Soledad Monzón de matizar sus palabras y sus meteduras de pata (“vamos a abrir los centros por la tarde para realizar un proyecto educativo en el que hay una liga de videojuegos. Pero más que convencer a las familias, son las familias las que nos han convencido a nosotros de la realidad que existe en sus casas…”). Eso sí, no mencionó nunca la consejera en funciones el desvío de 211,000 euros del dinero público para que dos clubes privados desarrollen esa liga.
  Lejos de todo esto, los inspectores premiados siguen abogando en Canarias por el uso de los teléfonos móviles en las aulas, por la eliminación de exámenes y por la erradicación de las tareas por las tardes; cuando según las investigaciones de PISA y de TIMSS, con los deberes para la casa se obtienen mejores resultados y con los exámenes se mejora el aprendizaje.
  Ante esta situación, cabría preguntarse lo siguiente: ¿estamos preparando a nuestros jóvenes para el mundo real? ¿Estamos mirando por la salud mental de nuestros hijos?
 La respuesta a la primera pregunta es no, si observamos como a nuestro alrededor hay exámenes o pruebas objetivas para todo, especialmente para conseguir un puesto de trabajo estable. Para la segunda, recurriendo a esa Comunidad de Madrid que tanto admira doña Soledad Monzón, tenemos como respuesta la existencia del “Servicio especializado de prevención e intervención de adicciones a las nuevas tecnologías”, de la Consejería de Políticas Sociales y Familia, con miles y miles de casos de jóvenes adictos al teléfono móvil y a los videojuegos desde su apertura el dieciséis de abril de dos mil dieciocho.  

 Para finalizar, deberían cambiar el nombre de los premios, pues don José Viera y Clavijo fue una persona culta, defendía el conocimiento y abogaba por instrumentos intelectuales para ponderar alternativas; a la vez que se alejaba de esta mística social que quiere “construir” un nuevo hombre, con menos conocimientos pero con actitudes más igualitarias. En resumidas cuentas, la Consejería de Educación no tendría que imponer la desmemoria, así como tampoco debería promover el entretenimiento vacío…
¡Qué diría nuestro ilustrado sacerdote, historiador, biólogo y escritor al ver en lo que se ha convertido el sistema educativo!